Una parte importante de los retailers en Chile sustituyó hace un tiempo sus tradicionales bolsas plásticas, por aquellas conocidas como Oxo-Biodegradables, con el fin de presentar a sus clientes una opción más amigable al medio ambiente.
Sin embargo, el poco conocimiento técnico que el común de nosotros tiene del área, llevó a que muchos aceptaran esta opción sin realmente cuestionarse si su cualidad de Biodegradable es algo real, o un simple tecnicismo. Por ello, lo primero es entender el tema. Acá les presentamos la realidad de las bolsas oxo-biodegradables.
¿Ser o no ser biodegradable?
¿En qué consiste el proceso Oxo-Biodegradable? Se trata esencialmente de un material que eleva la descompensación a través de múltiples etapas usando aditivos químicos, con los que se inicia la degradación. La primera etapa de dicha degradación puede iniciarse por los rayos ultravioleta de la radiación solar. La segunda etapa, mediante la tensión mecánica, degradándose por oxidación.
¿Y qué sería la bolsa Oxo-Biodegradable? Es una bolsa plástica de polietileno común y corriente, que mediante la añadidura de un aditivo en un porcentaje bajo, provoca que al ser sometida a condiciones de temperatura, humedad y oxigenación muy particulares, se pueda degradar en un período de dos años.
Por ello, técnicamente son biodegradables, pues se degradan por acción de la naturaleza. No obstante, sus objetores afirman que esto no las convierte en un elemento amigable para el medio ambiente (detalles, más adelante).
TriCiclos es una empresa dedicada plantear “soluciones efectivas que fortalezcan hábitos en materia social y ambiental.” Su Gerente General, Gonzalo Muñoz, plantea el problema que siempre han ocasionado las bolsas plásticas.
“Han sufrido de amplios cuestionamientos. La mayoría provienen del impacto que tiene estas bolsas en el medio ambiente y los ecosistemas. Fundamentalmente, las imágenes que uno tiene son la de animales que mueren por ingerir los tóxicos de las bolsas, de la cantidad de aves que quedan atrapadas en ellas y de la isla de plástico que está ubicada en el Océano Pacífico Norte,» expresa Muñoz.
“Es una serie de imágenes que han hecho que la bolsa camiseta se cuestione por su impacto y por su perduración, pues el plástico tarda de 300 a 400 años en degradarse, dependiendo el lugar.” De ahí vino la intención de reemplazar las bolsas plásticas tradicionales por las oxo-biodegradables, pero como podremos ver, éstas mantienen ciertas características de sus predecesoras.
La producción
Los supermercados son los mayores consumidores de estos productos. Por ejemplo, hace seis años la cadena Cencosud compró 120 millones de bolsas oxo-biodegradables. Éstas fueron proporcionadas por la empresa Inapol.
Según Sebastián Aguilar, Gerente Comercial de Inapol, al originarse este tipo de bolsa, “los supermercados empezaron a sumarse y entusiasmarse con el tema, muy pendientes de que el impacto de la bolsa sea el menor posible para el medio ambiente.”
A pesar de los cuestionamientos actuales, Inapol sigue vendiendo este tipo de bolsas. “Nuestros clientes han decidido no retirarlas. No somos los indicados para decir si la bolsa es medio ambientalmente amigable o no. Somos fabricantes y yo hago lo que mi cliente me pide. No hay prohibición para fabricar las bolsas Oxo, por lo que fabricaré lo que ellos me piden”, expone Aguilar.
Según Andrea Fuentes, Directora de Agencia Verde y Feria Verde, el cambio del plástico tradicional a las oxo-biodegradables, va para los retailers de la mano con una mejora de la imagen hacia sus clientes, a través de la RSE y los temas ambientales. “Las de plástico normal son mucho más baratas que éstas,” explica.
El “engaño” de la oxo-biodegradabilidad
La oxo-biodegradación, desde el punto vista técnico, es una fragmentación. Pero el plástico sigue siendo plástico, que simplemente se ha dividido en partículas.
“Lo que ocurre es que se distorsionó la palabra biodegradabilidad al aparecer el término oxo-biodegradables. Entendíamos que biodegradabilidad era lo que se los comían los gusanitos y el material que quedaba lo deterioraban las bacterias presentes en los suelos, incorporándose a estos mismos de forma tal que si tu colocaras una planta, esa planta crecería”, aclara Gonzalo Muñoz.
Sin embargo, explica que la oxo-biodegradibilidad es “agarrar un plástico, colocarle un aditivo, para que el plástico se fragmente de modo que queda invisible al ojo humano, lo cual es un engaño, pues distorsiona el propósito de la palabra biodegradibilidad.”
Para entenderlo mejor, plantea que es una bolsa de plástico normal que se deshace en micro-partículas quedando, por decirlo así, miles de diminutas “micro-bolsas plásticas” en el ambiente, que de todas formas se demoran muchísimos años en descomponerse, al igual que las tradicionales bolsas plásticas. La diferencia es que ahora no las ves.
Según Muñoz, el uso de estas bolsas genera múltiples problemas. Por ejemplo, uno es que los grandes retailers solían comprar cierta cantidad de bolsas plásticas para abastecer sus necesidades, las cuales podrían permanecer durante mucho tiempo, pues el plástico es duradero. Hoy, si compran esa misma cantidad de bolsas en oxo-bolsas, éstas eventualmente se fragmentan, forzando a una rotación más rápida, es decir, que se compren aún más para sustituir las que no alcanzaron a ocuparse. “Desde el punto de vista medioambiental, un graso error”, dice Gonzalo Muñoz.
Otro problema que acarrea la bolsa oxo es que contiene metales pesados, siendo el más utilizado de ellos el EPI. Como los plásticos fragmentados quedan de todas maneras en el ecosistema, provocan daños de contaminación de la napa, en las plantas y generan problemas de salud.
Agrega que el aditivo EPI es complejo de integrar. “Cuando yo agarro un material plástico que contenía este aditivo y lo meto a una cadena de reciclaje, estoy eventualmente perpetuando el aditivo Oxo biodegradable. De modo que ya no puedo fabricar los mismos productos que hacía antes de implementarlo.”
Las bolsas serían una amenaza para el medio ambiente, pues no se degradan de forma natural, “sino que al tener un compuesto químico derivado del petróleo en su composición, estas se disuelven en los vertederos; se rompen, pero no vuelven a formar parte del ciclo. No son compostables”, expone Andrea Fuentes.
Alternativas sustentables
Wal-Mart, propietaria de las cadenas Líder, aCuenta y Ekono, estableció que su cadena no utilizaría este tipo de bolsas, pues para ellos no eran lo que aparentaban. Siguieron trabajando con la bolsa camiseta convencional, pero instauraron dos formas de avanzar en la ayuda al medio ambiente: incorporaron material reciclado en las bolsas, propiciando y fomentando el reciclaje; y han impulsado el uso de las bolsas reutilizables.
Existen varios mecanismos para cambiar el uso de las bolsas plásticas. Por ejemplo, están las bolsas de papel y las mencionadas bolsas de tela reutilizable. “La bolsa camiseta es un producto y un hábito relativamente nuevo en el consumo. Hasta hace poco, la gente iba con un carrito a la tienda y nadie hablaba de una necesidad de una bolsa. De pronto, se posiciono la bolsa plástica y hasta la doble bolsa,” explica el Gerente General de TriCiclos.
“Ese hábito nació del retail, para ayudar a posicionar la marca, y les cuesta mucho dejarlo de lado, por el servicio que proporciona para sus clientes. Pero es perfectamente eliminable. Hay varios países que han erradicado las bolsas y se acabó el problema de si ese producto es contaminante o no, pues efectivamente dejó de existir”, advierte Gonzalo Muñoz.
Campañas y nuevas leyes
En nuestro país no existe mucha conciencia ecológica en esta materia. Hay un uso indiscriminado de bolsas, lo que ha llevado a un crecimiento en la contaminación ambiental. Andrea Fuentes subraya que “somos un país muy joven en esto, pero creo que hemos ido avanzando. El tema de la basura es un gran problema en nuestra sociedad. Desde mi lugar en las comunicaciones y la producción de eventos verde, aporto al cambio de conciencia y a generar hábitos más sustentables en la población.”
Si se quisiera acabar con estas bolsas, puntos esenciales para terminar con su uso son la creación de leyes que las prohíban y la promoción en del uso de bolsas reutilizables.
Entre el 2008 y 2009 se presentaron en la Cámara de Diputados cuatro mociones (6045 – 6080 – 6520 – 6585) para legislar sobre las bolsas biodegradables. Éstas se unieron y se presentó el proyecto de ley 6585-12 de 2009, la cual fue aprobada por el senado, en la que se recalca que las bolsas que contienen Oxo, son biodegradables.
Gonzalo Muñoz recuerda haber participado en una mesa de trabajo, donde las empresas fabricantes de bolsas Oxo biodegradables habrían hecho lobby para intentar colocar la obligatoriedad de que todos los plásticos de Chile fueran Oxo.
En dicho encuentro, el representante de TriCiclos expresó su preocupación frente al Congreso y en su presentación expuso que “poner una ley de obligatoriedad de Oxo sería nefasto, y por contrario, aspiramos a que se prohíba la Oxo y que se tienda a avanzar en leyes que promuevan a la no-entrega de estas bolsas en los supermercados.”
La decisión informada
Éste no es un tema simple. Por una parte, la empresa privada expresa que ellos sólo producen el producto y lo venden a los supermercados. “Somos una fabricante de bolsas camisetas, sabemos que hay un impacto, pero no es tan grande como la gente cree”, expuso Sebastián Aguilar, de Inapol.
Por otra, es un asunto complejo de llevar para los consumidores y usuarios de estas bolsas y se debe exigir un grado de conocimiento a quienes toman las decisiones en la industria del retail. “Nosotros lo que queremos es que los retailers tengan la información adecuada y que los congresistas no se compren cualquier concepto, por muy bonito que sea, si está distorsionado,” dice Gonzalo Muñoz.
Por ello, plantean que el primer paso para cualquier cambio es la información. El que hayan clientes y retailers informados llevaría a una toma de decisiones más consciente y, por ende, realmente amigable con nuestro entorno.
Por: interempresas